miércoles, 25 de junio de 2014

Como café frío por la mañana

El café ya está frío y las tostadas se han quemado. A través del cristal veo a la gente pasar y las gotas golpearlo. Es un día frío de diciembre y yo ahora es cuando te extraño. Me asomo a la ventana y veo una sombra en la esquina, junto a la farola. Alguien llama a casa desde una cabina de teléfono. Resulta que es aquel a quien extrañaba, ha vuelto y yo no estoy segura. Está ahí fuera esperando bajo la lluvia una respuesta y yo no sé qué decir, tampoco puedo. Estoy helada.
Bajo las escaleras a toda prisa mientras por el camino me pongo mi chubasquero rojo. Llego junto a él y lo primero que dice es: "aquí está la chica del chubasquero rojo, tal y como recuerdo. No has cambiado".
Sonríe.
Una lágrima me recorre la mejilla. Me dice: "¿por qué lloras?". Y es entonces cuando me hundo. No tiene ni idea de lo que ha pasado todo este año. De lo que he pasado. Es difícil de explicar como estoy ahora pero es fácil de entender una vez que lo has pasado. Cuando todo acaba, los recuerdos vuelven en forma de flashbacks que te nublan la vista, no dejan que veas la realidad, solo el pasado.
Vuelvo a ser consciente de que está ahí y que necesita una respuesta.
"Tiempo" dije, "necesito tiempo, necesito que me dejes pensarlo y que me expliques mil cosas".
Fue entonces cuando me besó la frente, nos fundimos en un abrazo y no volvimos a vernos.

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