jueves, 7 de marzo de 2013

Historias

Os voy a contar una historia que me contaron cuando era pequeña y que no pude olvidar. No recuerdo exactamente quién fue el que me la contó pero sí perfectamente de cómo era...
Hace mucho tiempo un rey que vivía en un castillo estaba en una reunión con sus mejores caballeros y su leal amigo el sabio Rodrigo. El rey se quiso reunir con ellos debido a una amenaza de guerra que acababan de recibir. El cónclave decidió que lo mejor sería prepararse porque iba a ser una época dura para todos. En esa misma reunión, Rodrigo, le entregó al rey un anillo como muestra de su lealtad y aprecio:
-¿Y este obsequio?-dijo el rey.
-Para que nunca olvide la frase grabada en él -contestó Rodrigo.
-Esto no durará para siempre -leyó el rey en voz alta.
El día del enfrentamiento entre los dos reinos, Rodrigo que iba junto al rey en el frente de batalla le dijo:
-Señor, ¿recuerda el anillo que le di? Lea la inscripción ahora.
-Esto no durará para siempre -respondió el rey-. ¿Con ello me quieres decir que esta batalla no será eterna?
-Exactamente, mi rey.
Pasada un época de hambruna y de guerra, por fin al reino de nuestro rey llego la paz. 
En una de las celebraciones por el fin de la guerra, tras haber ganado territorios y alimentos para su población, Rodrigo le dijo a su rey:
-Mi señor, me enorgullece haber ganado junto con vos la guerra majestad.
-Sí Rodrigo, hemos ganado la guerra y ahora todo serán riquezas, ganancias y el bienestar del pueblo.
-Majestad, creo que ha olvidado una cosa, ¿conserva aún el anillo que le entregué?
-Por supuesto Rodrigo, siempre lo llevo conmigo.
-Bien majestad, vuelva a leer la inscripción.
-Esto no durará para siempre.

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